lunes, 15 de febrero de 2010
En guerra hemos vivido y vivimos, pasando por el látigo hasta la metralleta, pero acompañados siempre de mentiras, miseria y muertos.
Guerra, muerte, hambre, miseria e ignorancia hemos vivido desde el arribo de nuestros predecesores en las tres carabelas; ¿Que karma tendrá que pagar América Latina que desde su 'fundación' ha estado acompañada y gobernada por bárbaros?
domingo, 14 de febrero de 2010
Escucho las balas, miro a mi hermano y temo... no puedo evitar mirarlo detenidamente, darme cuenta que ha crecido; no lo había pensado pero Juan ya casi es un hombre, no sólo por el tono de voz, o por su bozo incipiente del que se avergüenza, también sus pantorrillas peludas y el incremento notable de su fuerza bruta... de nuevo las balas, mientras estamos tendidos en el piso pienso que aún es un niño también, lo puedo notar cuando jugamos y reímos por bobadas, o cuando me abraza y yo me hago la enojada... tan lindo juancho... balas y corren... ráfagas y gritos... Que no le pase a él, que no lo vean, que no lo busquen, ay dios, que no lo encuentren, que no tengan oportunidad de involucrarlo, que el muchacho que nos señaló ahora no se "enamore" de él.
sábado, 13 de febrero de 2010

No me alcanzarían las piedras...

producto del desparche total en el que estoy, me encontré esta notica que escribí hace días y me pareció chévere colgarla aquí también...

No me alcanzarían las piedras, ni los insultos, ni toda mi fuerza física para protestar contra usté y todo lo que usté representa.

No me alcanzarían las balas para matar a todos los hijueputas que como usté han sometido, someten y pretenden seguir sometiendo a los estudiantes, a los empleados, a los verdaderos habitantes de la patria, a nosotros que somos la base de su economía, donde reside su poder, porque somos nosotros quienes se lo otorgamos... y quienes se lo podemos quitar también.

Por eso, recurro al argumento, menos violento pero no menos agresivo y contundente porque estoy convencida que mi protesta no está sola, es sólo una réplica explícita y fuerte del sinsabor de los trabajadores, de las dudas de los estudiantes, del miedo de las amas de casa, del desconsuelo de los obreros...

Estoy sentida, estamos resentidos porque esta represa de quejas e insatisfacciones se llenó, se llenó de la sangre de los altruistas que pensaron en algo mejor para todos y fueron acallados silenciosa y cobardemente por quienes quisieron seguir monopolizando el poder.
Esta mierda se llenó, se llenó de las lágrimas producto del dolor, del desconsuelo, la ira, la desesperación por los desaparecidos, por los sindicalistas muertos, por los torturados, desarraigados y silenciados, son las lágrimas producto de la impotencia ante usté que representa la corrupción, la intransigencia, la explotación, la represión, la dominación ilegítima.

Tampoco las palabras bastaron para hacerle saber lo que me indispone, me entristece y me indigna usté y su régimen de violencia, exclusión, muerte, silencio y olvido. Lo detesto, lo odio y cada día que pasa con mayor intensidad, con mayor sentimiento.

Aún cuando al final debo admitir ante usté y ante todos, el miedo que tengo, miedo de olvidar, miedo de resignarme, miedo de ignorar la represa de sangre y lágrimas para más tarde poder salir a trabajar y sonreirle a la cara y agradecerle por darme con que comer, pretender que estuve errada y recordar este sentimiento de odio y tristeza como una etapa más producto de mi juventud.