domingo, 14 de febrero de 2010
Escucho las balas, miro a mi hermano y temo... no puedo evitar mirarlo detenidamente, darme cuenta que ha crecido; no lo había pensado pero Juan ya casi es un hombre, no sólo por el tono de voz, o por su bozo incipiente del que se avergüenza, también sus pantorrillas peludas y el incremento notable de su fuerza bruta... de nuevo las balas, mientras estamos tendidos en el piso pienso que aún es un niño también, lo puedo notar cuando jugamos y reímos por bobadas, o cuando me abraza y yo me hago la enojada... tan lindo juancho... balas y corren... ráfagas y gritos... Que no le pase a él, que no lo vean, que no lo busquen, ay dios, que no lo encuentren, que no tengan oportunidad de involucrarlo, que el muchacho que nos señaló ahora no se "enamore" de él.

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